La casa y los ángeles

 


La casa y los ángelesGASPAR ESCAYOLA, José IgnacioZaragoza, 2021Encuadernado en rústica. 400 páginas, 15x23 cm. - (Sueños de tinta, 95)978-84-8465-581-7PVP 20.00 €Comprar en Librería Central
En noviembre de 1868, para evitar la cárcel a la que iba a conducirlo la miseria que lo ahogaba, León Mayoral se apunta voluntario a la guerra de Cuba. Allí vive un extraño episodio que marcará su vida, tras el que le aparece en el pecho una sombra densa, la mancha de un ave que recuerda a un buitre (el aura), y la furia se apodera de él. Después de ese incidente será conocido como el General. Esta marca, que se va oscureciendo conforme a la vileza de sus actos y que se transmite a sus herederos, es el primero de los elementos mágicos vinculados, como un estigma, a su vida y a la de su familia en el entorno de la llamada Casa Mayoral, una hacienda en un pueblo perdido en un territorio inclemente, que consigue de forma irregular y que, a partir de ese momento, se convierte en el símbolo de su nueva situación social de poder.

Germán y León, primogénitos varones de las siguientes generaciones, en una lucha donde solo el amor puede vencer a la maldad, intentarán no devenir en el ser violento y cruel al que parece predestinarlos la posesión del aura. Al fin, una lluvia de fuego, en conjunción con la constelación de los prodigios unidos a su estirpe, acabará con la Casa Mayoral y sus moradores. De este escenario arrasado surgirá, también, su única posibilidad de redención.

En La casa y los ángeles, alegoría de algunos temas que vertebran la España de la segunda mitad del XIX y que se prolongan en buena parte del siglo XX (el caciquismo, la sumisión a la Iglesia, el patriarcado, el machismo, los privilegios de las clases sociales altas, la indefensión de los más débiles...), el autor bebe de la tradición del realismo mágico para presentar al lector una historia donde «lo extraordinario, lo insólito, lo real maravilloso...» nos hace reflexionar sobre el miedo a convertirnos en lo que más odiamos. ¿Podemos elegir quiénes queremos ser?
Se asomaron y vieron el aura a los pies del árbol del General, ya solo un esqueleto de maderas retorcidas; con las garras arañaba la base e introducía el pico en las grietas para despedazar y arrancar las raíces. No se detuvo hasta que el árbol se desplomó, dejando al aire un amasijo de tierra y plumas, del que surgieron espinos y enredaderas que rodearon al ave hasta hacerla desaparecer. «Mirad», gritó uno de ellos desde una de las ventanas. Estaba apoyado en el alféizar y con una mano señalaba la silueta de tres mujeres que se recortaba en el camino. En el centro, una anciana llevaba de la mano a dos muchachas, tan resplandecientes y leves que parecían flotar en un horizonte de azafrán.

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