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8/06/18 Presentación de Me comí su corazón. Crónica sentimental del maquis, en Zaragoza
Pinares del Rodeno, Montes Universales, Teruel, 20 de diciembre de 1947. Un hombre y una mujer sobreviven al asalto de su campamento guerrillero por parte de la Guardia Civil y unidades del ejército… Bueno, en realidad, y en lo que es un juego de doble perspectiva, sobrevivirá uno u otro, sirviéndose el autor de esta trama para novelar que, de la misma forma que la Segunda Guerra Mundial no comenzó en 1939 (seguramente lo hizo en 1936 en España), la Guerra Civil tampoco terminó en 1939 con un parte ignominioso.
De esta manera, y a lo largo de casi trescientas páginas, se nos refiere, dentro del marco narrativo de una ficticia película en la que nada es de película, que el maquis turolense, el AGLA, la guerrilla que actuó en el Maestrazgo y otras sierras del sur de la provincia, el Levante y Cuenca, desde 1946 hasta 1952, fue una de las, hélas, escasas muestras de resistencia organizada contra el fascismo en un país que se había convertido de repente en un silencioso redil sangriento.
El libro, basado parcialmente en hechos reales, pero en el que se han alterado nombres y lugares para convertirlos en literatura, casi en novela histórica (¿puede serlo pese a no aparecer ni reyes feudales, ni moros ni romanos?), es un relato de ese combate desproporcionado para recuperar la libertad y, también, «por alusiones», la narración de la historia más reciente de España tal como la podría haber sintetizado cualquiera de aquellos guerrilleros con hambre, frío y alpargatas.
Por último, el subtítulo, Crónica sentimental del maquis, además de que todos los recuerdos lo son, obedece a que el amor, aunque en pequeña medida, también estuvo presente en la guerrilla, solo que en esta historia lo está más bien para recordarnos que es un sentimiento caducifolio y, las más de las veces, impar.