23/02/18 Presentación de Las lágrimas de la verdad, en Remolinos

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Durante la Guerra Civil hubo personas capaces de dar lo mejor, y también lo peor, de sí mismos. La novela pone de manifiesto estas dos realidades y se aleja de la visión interesada y parcial de malos contra buenos creando historias que se unen para después separarse. En Las lágrimas de la verdad descubrimos personajes que, para alcanzar el poder, no sienten ningún escrúpulo en fomentar el odio o recurrir a la traición. Por el contrario, hay quienes se esfuerzan en buscar espacios de convivencia a través del corazón y no de la razón, a pesar de que sus creencias sean antagónicas.

José Luis González Deza con la precisión y buen hacer de un maestro de ceremonias hace desfilar por estas páginas a sus protagonistas, verdaderos arquetipos de carne y hueso (la magia de la palabra insufla vida), compartiendo un tiempo y un espacio: los años convulsos de la Guerra Civil a lo largo del territorio aragonés. Mientras unos se dejan arrastrar por sentimientos tan viles como el rencor o la envidia, otros, sin embargo, nos enseñan que la bondad que anida en el ser humano puede llegar a ser infinita, siempre y cuando se valore más a las personas en función de cómo son y no de quiénes son. Estos últimos se convierten en los verdaderos héroes del relato, y, entre este grupo de elegidos, destaca Luis, un hombre que por amor se dejará seducir, atrapar y abrazar por las lágrimas de la verdad.

Jose Luis Gonzalez DezaJosé Luis González Deza nació en Huesca en 1982. Tras licenciarse en Historia y graduarse en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad de Zaragoza, estuvo trabajando durante más de siete años en el sector financiero hasta que en 2013 decidió dar un cambio radical a su vida. Abandonó su trabajo y la anodina comodidad en la que se hallaba inmerso para intentar dedicarse a una de sus grandes pasiones, la enseñanza, profesión que desempeña actualmente. Fue entonces cuando comenzó un viaje introspectivo para encontrarse a sí mismo y, después de recorrer el Camino de Santiago, se refugió en Liri, un pequeño pueblo del Pirineo aragonés, donde dio forma a su primer proyecto literario, convirtiendo en realidad un sueño que durante muchos años estuvo persiguiendo.